El supuesto “Mes de la mujer”

El supuesto “Mes de la mujer”

¡Qué bonito ser mujer! “Yo respeto a las mujeres porque vine de una”, “Flores para la creación más hermosa”, estos, entre otros mensajes en gifs con brillos, recibimos el #8M de todo aquel que siente que puede tapar todo lo que ha venido excluyendo durante todo el año, digo año para determinar en el tiempo porque quizás provenga de ese maltratador eterno, sin excluir género. 

Cuando tenía 14 años o menos, me parecía incómodo tener que ser mujer, no por el hecho de tener que arreglarme o querer alguna  ropa determinada para nosotras, sino por lo que escuchaba siempre: las mujeres deben trabajar el doble para lograr oportunidades económicas. Me preguntaba muchas veces si tenía que ser como mi mamá que debía amanecer tras de una máquina creando y sosteniendo su pequeña empresa, para mí era maravilloso que ella lo tuviese, pero ¿a qué costo? 

En mi infancia crecí entre el olor a tela y el sonido de las máquinas de coser, andando muchas veces me resbalé por el aceite de los motores y varias veces recibí regaños por querer jugar con los hilos. Crecí viendo alrededor de 6 mujeres diariamente a la misma hora entrar y salir de casa, eran mujeres madres o estudiantes, todas siempre mujeres: la que me llevaba a la escuela temprano, la mayoría con las que mi mamá hacía negocio, su contadora, mi maestra, solo un hombre y era quien acomodaba las máquinas, ¡Ah! y mi papá. 

Pensando allá en el 99, en mi adolescencia, me preguntaba y me cuestionaba tanto que me daba fastidio ser mujer. ¨Si fuera hombre la tuviese fácil”, no tendría que proteger mis senos cuando juego, podría usar ropa ancha sin que piensen que soy “machona” y podría tener trabajos más simples.

A medida que fui creciendo y conociéndome me encontré con frases como: “por eso prefiero trabajar con hombres, no hay tanto problema”. Hoy por hoy lo sigo escuchando, me sigue incomodando y pienso que tal vez entre hombres es normal que nos excluyan, siempre ha sido así, pero ¿mujeres diciendo eso? Ahora, años más tarde, en cualquier grupo de mujeres en el que he estado siguen surgiendo estas frases. 

¿Somos nosotras o seguimos respondiendo a un patrón patriarcal? 

Según el informe del banco mundial “La mujer, la Empresa y el Derecho 2022¨ seguimos sufriendo de manera exagerada los embates de la desigualdad, sobretodo el saldo que va dejando la pandemia: el aumento de la violencia doméstica, emprendimientos perdidos en deudas bancarias y algo muy importante, la salud mental quebrada por ser nosotras quienes nos encargamos de los cuidados familiares, de la vida y de que todo funcione bien.

¿Somos nosotras, mujeres, referencia al poder? ¿Realmente somos poderosas? 

Pero claro, tenemos que serlo así como sea, sin tribu para el cuido de las crías, ni hablar del autocuidado y todavía escuchando frases como “qué necedad trabajar con mujeres”. 

Si me preguntan no sé cómo definir lo que es ser mujer, siempre que me hacen esta pregunta me quedo en blanco porque realmente no encuentro las palabras. Hace un tiempo descubrí  esta charla:

Penélope lo define tan bien, “tienes que vivirlo para saber lo que es”. No se refiere al hecho de ser mujer trans, habla de las sensación de serlo, de lo que se espera de nosotras, dando a detalle sus sensaciones como un joven que estaba en plena búsqueda de su “definición”. Me causa algo de gracia porque pudiera decir que todas, muchas veces en nuestra adolescencia estuvimos ahí, presionadas y bastante “bajoneadas”, el tiempo en el que ella comenta su experiencia no es tan distinto al de una mujer en sus “mejores años” cuestionando su feminidad porque de pronto consigue no querer ser mamá. 

Tantos cuestionamientos, tantas preguntas tan innecesarias, donde todo está siempre en duda cuando se trata de nosotras, imagínate si hablamos de maternidad, podría esto convertirse en un libro si se desea, aunque Laura García lo ha resumido de manera tan clara: seguir tomando decisiones como mujeres forma parte de la disputa histórica en la historia femenina, en el instinto cuidador de todo, pero continúan los espacios sin tomar en cuenta que el cuidado de la vida necesita ser colectivo.

Lo maravilloso de esto es que seguimos en la amplia búsqueda de lo que es ser mujer, de las luchas sociales que se van dando espacios donde finalmente poco a poco la brecha social puede ser menos amplia, en la que podemos encontrar videos en diferentes plataformas de mujeres contentas por haber realizado una ligadura de trompas en otros países sin tanto papeleo, y en las que en otros, mujeres como yo de 35 años con una hija debo seguir esperando a que “me provoque tener otro”, ni hablar del derecho al aborto, al reconocimiento de la violencia en diferentes espacios, digitales, hogar escuela. La reinserción social, sin perder la empatía o del feminismo menos rígido, ese en el que muchas veces puede ser tan patriarcal como el sistema impuesto, vamos en el camino construyendo  tribus amorosas para la crianza libre y el abrazo a las nuevas generaciones que no se consiguen entre tantas denominaciones “nuevas” pero, una parte tan importante en el que nuestros hombres consigan la ternura femenina que hay en ellos, en el que puedan verse dentro de ésta búsqueda tan necesaria para reencontrarnos, sobre todo en nuestras niñas y las que están por llegar. 

Gracias por leer. Por cierto, si te regalan flores el 8M solo sonríe, no es su culpa.



ACERCA DEL AUTOR

Tengo muchos años siendo muchas cosas, hoy soy mamá de una "tween". Esto me ha llevado a cuestionar mucho más tanto que encontré el amor por cosas nuevas, como escribir, comunicar y hasta enseñar, así que puedo decir que la compasión y la empatía forman parte de mis nuevas características. Hace muchos años me dijeron que era "hábil ante los retos" por mis apellidos, así que esa frase me facilita las cosas cuando dudo de mí, puedes tomarla si deseas.

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